La instancia organizada por el equipo del Laboratorio Ciudad y Territorio que se desarrolló en la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño UDP, fue parte de la Semana Internacional de la Ciudad SantiaGO, y abordó los desafíos urbanos del mundo en torno a movilidad y salud, trabajo, cuidados, y crisis climática.
“El entorno determina siempre nuestro bienestar, entonces no debiera ser una tontería relacionar siempre ciudades con salud. Se dice que el 89% de la salud se produce fuera del sistema sanitario, a través de la genética, comportamiento, entorno y circunstancias sociales. Tener acceso a una zona verde a menos de 500 metros hasta triplica los niveles de actividad física y eso no es nada menor”, aseguró Marta Rofin, fundadora y directora de Healthy Cities, en el Foro de Innovación Urbana 2024, evento internacional organizado por el Gobierno Regional de Santiago, Consejo Regional de Santiago y Laboratorio Ciudad y Territorio UDP.
La instancia que fue parte de “SantiaGo: semana internacional de la ciudad 2024”, un encuentro en torno al urbanismo y sus desafíos a nivel mundial, tuvo como finalidad abordar cuatro temas relevantes para la planificación y desarrollo urbano: movilidad y salud, trabajo, cuidados, y crisis climática. En torno a cada uno de estos lineamientos, se desarrollaron conferencias y conversatorios con expertas y expertos en la materia, autoridades regionales y gubernamentales.
Rofin dictó la charla “Movilidad, salud y ciudad: la salud en el entorno urbano”, en la que abogó por el lugar y la influencia que tienen los entornos en la salud de las personas. “Está muy estudiado cuáles pueden ser las principales afecciones que pueden tener relación con el entorno urbano. Estamos hablando de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, sobrepeso, obesidad y muchísimos problemas de salud mental. Con estas enfermedades no transmisibles, los estilos de vida tienen un papel muy relevante: la alimentación, la calidad del aire, la caminabilidad, la movilidad. Por eso, cuando hablamos de ciudades saludables, no estamos hablando de llenar la ciudad de hospitales o de centros sanitarios, del mismo modo que cuando hablamos de una ciudad segura no es una llena de policías. Una ciudad saludable es aquella en que ya no deberías ir al hospital, una ciudad segura es donde te sientes seguro”, explicó.
En este sentido, la experta recalcó la importancia de las áreas verdes en las ciudades. “A nivel de determinantes urbanos, hay dos que aparecen como las columnas vertebrales, que tienen relación con casi todo (aspectos de salud física y de salud mental). Estos son la cubierta verde y la proximidad de las viviendas al verde. Es importante incrementar el verde en nuestras ciudades por un tema de cambio climático, de temperatura, de calidad de aire, de contaminación, pero también por actividad física. Y no solo incrementar el verde, sino que este verde esté repartido de forma cercana a todos los barrios”, afirmó.
En torno también a la salud de las personas, los cuidados de las mismas y las acciones que se pueden llevar a cabo desde las políticas públicas, la ex alcaldesa de Bogotá Claudia López, expuso sobre las acciones que llevó a cabo durante su mandato en la ciudad colombiana para ofrecer cuidados a las personas que ejercen labores de cuidados. “Cuidado es lo que permite que la vida funcione y, por lo tanto, es el factor principal. Sin embargo, en nuestras sociedades se hace mayoritariamente de forma no remunerada y principalmente por mujeres”, planteó.
López profundizó en una iniciativa que se implementó en la ciudad en torno a este tema y que fue reconocida como la mejor innovación social del mundo en 2023: las manzanas del cuidado, enfocadas en ofrecer una economía del cuidado. “Decidimos enfocarnos en las mujeres cuidadoras no remuneradas en pobreza, es decir 700 mil mujeres. El propósito era, en primer lugar, liberales tiempo, pues son mujeres que trabajan de sol a sol y no tienen un minuto para ellas; todo está en función de los que cuidan (en buena medida, por eso es que están en pobreza). Queríamos eliminar primero la pobreza de tiempo y luego que ese tiempo liberado pudieran usarlo en ellas mismas, para mejorar su bienestar individual y sus oportunidades. Luego decidimos pensar en cómo podíamos usar la infraestructura de la ciudad para prestar tres tipos de servicios: reconocer el trabajo no remunerado; tener por propósito reducirlo; y redistribuirlo en los demás miembros de la familia, en los servicios públicos del distrito y en otros espacios comunitarios”, explicó.
Trabajo y resiliencia
El déficit habitacional en relación con las oportunidades laborales también fue parte de los desafíos abordados en el Foro de Innovación Urbana. Carolyn Grossman, directora de la División de Planificación Regional del Departamento de Planificación de la ciudad de Nueva York expuso los desafíos que enfrenta actualmente la ciudad en torno a este cruce, específicamente por la necesidad de lograr equilibrios entre la ciudad y las periferias.
“Los jóvenes trabajadores son un indicador clave cuando pensamos en el talento y en qué es lo que impulsa la habilidad del mercado de la ciudad de Nueva York como centro global. Confiamos en el talento joven que ha crecido muchísimo en la ciudad de Nueva York, pero se ha reducido en todas las otras partes. Como región, entonces, de manera continua estamos perdiendo a estos jóvenes versus otras ciudades como Texas, el sudeste de Estados Unidos, San Francisco y otras ciudades globales a las que les está yendo mucho mejor en esta métrica. Entonces, lo que podemos hacer en nuestra ciudad no ha sido suficiente para mantener el ritmo”, diagnosticó.
Grossman planteó que, en este contexto, el trabajo remoto cambia la manera en que la gente vive de forma urbana. Pero, con el regreso a la normalidad, se podrían reencontrar los problemas de abastecimiento de vivienda. “Realmente tenemos que tomar ciertas consideraciones y planificar. Creemos que la mejor estrategia es mantener que la gente llegue a las ciudades no porque tiene que hacerlo, sino porque quieren invertir en la ciudad, porque quieren hacerlo, porque ven que es un gran lugar para vivir, para poder trabajar, para poder estar”.
En estas formas actuales de pensar las ciudades, la importancia del bienestar y la adaptación a los cambios del entorno adquieren cada vez más protagonismo al pensar en buenos lugares para vivir. Michael Berkowitz, director ejecutivo de la Academia de Resiliencia Climática de la Universidad de Miami, abordó la crisis climática bajo esta óptica. “Miami está en el epicentro de la crisis climática. Es vulnerable a huracanes e intrusión de aguas saladas, inundaciones, calor y un montón de otras cosas, sin embargo, seguimos construyendo, porque es súper difícil procesar este hecho. Nosotros simplemente no logramos entenderlo”, sostuvo.
En ese sentido, profundizó en el concepto de resiliencia para enfrentar los desastres no solo ambientales, sino económicos, sociales y de toda índole en los espacios urbanos. “Podemos pensar en la resiliencia como un conjunto de capacidades que los individuos, comunidades e instituciones tienen. Son capacidades que tienen no solamente para sobrevivir y prosperar frente a los desastres, sino también para mejorar el bienestar comunitario, cuáles son nuestras capacidades para sobrevivir. Lo que hace el cambio climático es que empieza a estresar estas capacidades o tensionarlas de distintas formas”, planteó.
También en torno a esta adaptación, la ministra del Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, mencionó que “la visión que hemos desarrollado en el Ministerio de Medio Ambiente es que, tanto Chile como el planeta, está viviendo una triple crisis. Hay que construir resiliencia, pero no solamente es el cambio climático, sino que también es la pérdida de biodiversidad y contaminación. Están interrelacionadas, uno podría pensar que son la manifestación de una crisis, a veces digo, de relaciones: una mala relación con nuestra naturaleza y también una mala relación entre nosotros, que se manifiesta en ciudades, por ejemplo, muy desiguales”.
Elizabeth Wagemann y Luz María Vergara, organizadoras del evento desde el Laboratorio Ciudad y Territorio, reflexionan sobre la necesidad de incorporar este debate en las salas de clases. “En las universidades estamos guiando a las nuevas generaciones de profesionales que diseñarán, planificarán y construirán las ciudades en el futuro. Es muy importante que dentro de su aprendizaje incorporemos estos conceptos: hacer ciudades más justas, más amables, más saludables y resilientes”, señala Wagemann. Por su parte, Luz María Vergara indica que “es importante generar espacios para el diálogo intersectorial e interdisciplinario. Desde el ámbito académico debemos promover instancias para la colaboración que permitan la búsqueda de soluciones innovadoras a los desafíos territoriales a los que nos enfrentamos, pero siempre con una mirada crítica, reflexiva y enfocada en la innovación y bienestar social”.
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