El conductor de Pelota Parada recordó su experiencia al otro lado de la cancha, vistiendo las casaquillas de arquero y defensor en equipos del sur de Chile.
Son muchos los sueños que comienzan dentro de una cancha. Diversos contextos, sin importar el dónde ni el cuándo, impulsan a que niños y niñas de diversas latitudes persigan el anhelo de convertirse en futbolistas. Uno de ellos es Ignacio Valenzuela, relator de TNT SPORTS, quien desempolvó sus historias como jugador, defendiendo la última línea de la cancha.
“En 1990 yo tenía 11 años y comencé a jugar en la Universidad Católica de Temuco. Era un largo viaje en micro de 40 minutos, desde mi casa a las canchas de entrenamiento en el acceso norte. Me encantaba volar para las atajadas, pues el césped era mullido y esponjoso (...) El primer partido fue contra Juvenil Obrero. Me tiré muy poco, por no decir nada. Perdimos 4 a 1 y en todos los goles tuve la culpa. Fue una tarde desastrosa. Cuando llegué a mi casa, no saludé a nadie y me encerré a llorar. Las lágrimas caían como las de los monitos animados. Sin pausas y por montones. No quería ir a jugar más”.
Pese a la adversidad, el pequeño Valenzuela siguió jugando y al partido siguiente enfrentó a Peñarol de Temuco, en un tenso partido que terminó de sacar -al menos temporalmente- a “Nacho” de las canchas.
“Un delantero de ellos, en lugar de pegarle a la pelota –no sé si de picado o de malo–, pateó mi cara y sería todo. Desperté en mi cama con dos tapones de algodón en la nariz y la boca rota. “Se acabó”, me dijeron mis viejos. Y fue así. No me alcancé a recuperar para la última fecha, donde nos jugábamos la clasificación”, repasó.
El regreso a las canchas y su primera camiseta de la UC
Tiempo más tarde, pese a las advertencias de sus padres, el narrador de la Copa de Verano de Coquimbo 2023, que transmite desde hoy TNT SPORTS, volvería a las canchas, como defensor.
“En 1993 fuimos a Brasil a jugar otro mundialito de clubes. Tenía 14 años y por primera vez me subí a un avión. Estuvimos dos semanas fuera, pero quedamos eliminados en la fase de grupos. Regresamos tristes, porque uno siempre cree que, en la vida, es difícil que lleguen oportunidades de vuelta, pero al otro año, en 1994, ahí estábamos otra vez”, destacó.
“Ese año fue inaugurado el Alto Las Condes. Mis papás me dieron 200 dólares para mis gastos durante dos semanas. El mall no me llamó la atención, salvo una vitrina de Funsport donde vendían la polera original de la Católica, marca Diadora y con el número “7” en la espalda. No la vendían en otra parte, así es que esperé a que levantaran la cortina y me decidí. Pregunté si aceptaban dólares y me cobraban 100 de la moneda gringa. Lo pensé un rato y la compré. En Brasil era tradición cambiar poleras con jugadores de otros equipos, pero yo la guardé en lo más profundo de mi bolso y me las arreglé para aguantar esas dos semanas con la mitad de lo que me habían dado”, recordará el conductor.
Entretenidos relatos que forman parte de Historias de Matchday, una publicación que reúne anécdotas y grandes personajes del fútbol chileno. El texto está disponible para el público en la Feria Chilena del Libro y Librería Lolita. Para conocer más detalles visita las redes sociales de TNT SPORTS y tntsports.cl
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