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'Nada', el nuevo disco de We Are Wolves redefine el caos y la exploración sonora

La banda colombo canadiense cierra su esperado álbum de 2024, sexto en su trayectoria de dos décadas.



Cuando Alexander Ortiz y Vincent Levesque se sumergieron en la vibrante escena musical de Montreal a principios de los años 2000 trajeron consigo el caos. En una época dominada por el indie cerebral de Arcade Fire o el sonido hipnótico de Godspeed You! Black Emperor, We Are Wolves emergió en el invierno canadiense con un sonido feroz y visionario. Su propuesta, marcada por un sonido entrópico, precedió el lado más bailable del post-punk revival de principios de milenio. Ahora, después de un largo hiato, los colombo-canadienses están preparados para estrenar su sexto álbum de estudio. 


Ahora, La icónica banda canadiense We Are Wolves lanza NADA, su esperado sexto álbum de estudio, una propuesta atrevida que explora nuevas dimensiones sonoras mientras mantiene el espíritu subversivo que los ha definido desde el año 2000. Con una trayectoria de más de dos décadas, la banda liderada por Alexander Ortiz y Vincent Levesque ha consolidado un estilo que mezcla indie rock, punk y electrónica. En NADA añaden nuevos matices y colaboraciones que expanden sus límites musicales.



La creación de este disco ha sido un viaje musical y geográfico. Ortiz y Levesque concibieron y grabaron las canciones de NADA en estudios de Montreal, Nueva York, y Guadalajara, lo que les permitió capturar una diversidad de influencias y atmósferas que reflejan la esencia ecléctica del álbum. A lo largo del proceso, contaron con la colaboración de músicos como Oliver Ackermann, líder de A Place to Bury Strangers, y Joseph Yarmush, de SUUNS. Estos invitados no sólo aportan sus estilos únicos, sino que también elevan la experiencia sonora del disco, generando una fusión de lo local y lo global, de lo contemporáneo con lo nostálgico. Esta convergencia sonora se refleja en temas de NADA, donde géneros como el synth rock, el cold wave, y hasta ritmos de cumbia coexisten en armonía.


Las líricas de NADA también invitan a una profunda reflexión sobre la alienación, la confusión y la dualidad de nuestras emociones en estos tiempos, aspectos que, según Ortiz, se plasman en cada canción. “Quise capturar algo bello y trágico a la vez, algo que refleja la realidad actual y el impacto de la sobrecarga de información en nuestras vidas”, explica el cantante colombo-canadiense. Para We Are Wolves, este álbum va más allá de ser un conjunto de canciones, pues se convierte en una expresión artística de los cambios y desafíos de los últimos años, permitiéndoles experimentar con sonidos nuevos y retomar el interés por la danza y el punk, pero desde una óptica crítica y reflexiva.



La propuesta visual del álbum, especialmente en el video del primer sencillo, “Transition”, muestra a una bailarina bajo un filtro amarillo, un símbolo que conecta con el arte pop y el optimismo del “smiley face”. Esta imagen recurrente en el álbum subraya la contradicción entre la apariencia de felicidad y la realidad de la incertidumbre y el desasosiego, un tema que permea las letras y los arreglos musicales de We Are Wolves. Como parte de su evolución, la banda ha encontrado en estos símbolos y en sus colaboraciones internacionales una manera de cuestionar las tendencias, mientras enfatizan que no siguen las modas de la industria musical.


El álbum ha sido producido y mezclado con la precisión característica de la banda. La producción, que contó con la participación de Adrian Popovich, conocido por su trabajo con SUUNS y Duchess Says, aporta una mezcla cruda pero sofisticada que asegura un sonido vibrante y potente, manteniendo la autenticidad de We Are Wolves. Nada es una clara muestra de cómo han evolucionado para integrar sonidos globales y una narrativa introspectiva sin perder la esencia punk y la energía que los caracteriza.



Para quienes han seguido a We Are Wolves desde sus inicios, NADA representa una evolución audaz y necesaria. Lejos de repetir fórmulas, el grupo ha logrado reinventarse y mantenerse fiel a su esencia creativa y crítica frente a un mundo en constante cambio. Como afirma Ortiz, “hacemos música a nuestra manera, sin seguir las reglas impuestas”, un manifiesto que reafirma el compromiso de la banda con su autenticidad. 


En un mundo donde las tendencias cambian rápidamente, We Are Wolves ofrece una obra sólida, pensada para perdurar más allá de lo efímero. NADA no es sólo un álbum, es una invitación a reflexionar y a conectarse con una experiencia artística que desafía los límites del género y ofrece una narrativa poderosa sobre el presente.


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